El rostro de la desigualdad en Bolivia
En 2009, alrededor de dos tercios ( 66.4%) de los habitantes del campo boliviano eran pobres moderados y más de dos quintos (45.5%) se encontraban en la miseria, de acuerdo con el INE.
Además, el Fondo de Población de Naciones Unidas había afirmado en 2007 que \"las incidencias de la pobreza en áreas rurales son superiores en al menos 50% a las observadas en zonas urbanas, mientras que las incidencias de la pobreza extrema rural más que duplican a las urbanas”.
En 2009, alrededor de dos tercios ( 66.4%) de los habitantes del campo boliviano eran pobres moderados y más de dos quintos (45.5%) se encontraban en la miseria, de acuerdo con el INE.
Además, el Fondo de Población de Naciones Unidas había afirmado en 2007 que \"las incidencias de la pobreza en áreas rurales son superiores en al menos 50% a las observadas en zonas urbanas, mientras que las incidencias de la pobreza extrema rural más que duplican a las urbanas”.
Actualmente, el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad en ingresos, sitúa a Bolivia entre los países de América Latina con mayor desigualdad, pues tal indicador llega a 0.56 según la CEPAL.
La FAO, en 2009, señalaba al respecto: \"el país presenta una de las distribuciones del ingreso más desiguales de la región, con un coeficiente de Gini de aproximadamente 0,60, que evidencia diferencias significativas en la disponibilidad de capital y tierra, así como en la capacidad de generar ingresos según género, grupo étnico y localización geográfica”
El Censo de Población y Vivienda de 2012 confirma la tendencia a la desaceleración del crecimiento demográfico, lo cual impone otro reto al país: lograr mayores niveles de productividad económica tanto de los recursos naturales como de los bienes de capital y la mano de obra.
La apreciación sobre productividades de recursos naturales y factores se refuerza al observar la evolución de las tasas de crecimiento promedio anual, demográfico y del PIB entre 1950 y 2012. El crecimiento promedio anual del producto real per cápita ha sido un escaso 0,3% a lo largo de 62 años.
Ante estas realidades -desigualdad, demografía y productividad-, cabe proponer enfoques alternativos a los modelos destructivos de la riqueza natural, todavía vigentes, y a tensiones sociopolíticas inevitables.
Conflictos
\"La historia de Bolivia ha estado marcada por dos grandes tensiones, la étnica y la territorial. Por una parte, quechuas, aymaras, guaraníes, mojeños y demás pueblos indígenas constituyen el 60% de la población, pero durante siglos la economía y la política fueron controladas por minorías de origen europeo. Por otra parte, la integración entre la zona andina, las planicies del sur y la región amazónica es precaria y las reclamaciones autonómicas han sido una fuente inveterada de conflictos”, se afirma contundentemente en un reciente informe del PNUD.
La tensión étnica, en efecto, cubre durante el presente período de transición política viejos y nuevos conflictos entre poblaciones rurales de diferente origen, dentro y fuera de cada una de las etnias, y se han visibilizado recientemente otros conflictos de intereses entre poblaciones originarias y comunidades u organizaciones sindicales campesinas, por ejemplo entre cultivadores de coca, por un lado, y asociaciones gremiales de diverso origen, por otro.
En el ámbito de la integración territorial, se cruzan antagonismos de viejo y nuevo cuño, generados fundamentalmente por el sistema dominante de producción, que enfrenta a empresas nacionales vinculadas al capital extranjero, bajo el paraguas del modelo de agronegocio de exportación, contra unidades productivas de la economía campesina asimilada a la agricultura familiar, reconocida como la principal proveedora de alimentos del mercado interno.
Lo rural
Comprender la situación rural es vital para abordar la mayor desigualdad que padece Bolivia: En todo el país, el 94% (729.120 unidades) de los productores agropecuarios se dedica a la pequeña agricultura, de acuerdo con la Encuesta Nacional Agropecuaria de 2008. Los medianos representan 5% (38.783 unidades) y los grandes, solo el 1% (7.757 empresas).
Es probable que todavía la mitad de las unidades agropecuarias del país esté sumergida en niveles de pobreza extrema, en tanto que un tercio (34%) haya cruzado el umbral de la pobreza moderada con ingresos inferiores a dos dólares/ día.
El trabajo de indígenas y campesinos exige ser revalorizado por la sociedad en todos los niveles y estratos de ingresos, lo cual exige reorientar la creatividad humana, dirigida de forma obsesiva por la globalidad imperante hacia innovaciones técnicas al servicio de la acumulación económica y el poder militar; ahora se debe buscar el bienestar colectivo, producto de la realización de potencialidades individuales y sociales para una convivencia solidaria.
FUENTE:
PAGINA 7
(20-07-2014)