Productividad y crecimiento: 40 años perdidos en Bolivia
Es difícil pensar en temas que atraigan más la atención de economistas y políticos que explicar por qué algunos países son más ricos que otros y qué se puede hacer para replicar la experiencia de los países más exitosos. Y es que, la necesidad de entender la mecánica del crecimiento económico es comparable sólo con la obsesión de Borges por el Zahir, en El Aleph.
Pablo Cuba Borda y Luis Gonzales Carrasco *
Es difícil pensar en temas que atraigan más la atención de economistas y políticos que explicar por qué algunos países son más ricos que otros y qué se puede hacer para replicar la experiencia de los países más exitosos. Y es que, la necesidad de entender la mecánica del crecimiento económico es comparable sólo con la obsesión de Borges por el Zahir, en El Aleph.
A su vez, las diferencias en los niveles de ingreso entre países están fuertemente relacionadas con las diferencias de crecimiento económico de largo plazo. Si bien existen muchas características que influencian las tasas de crecimiento, queremos concentrar nuestra atención en una en particular: el crecimiento de la productividad total de factores (PTF).
La PTF es la fracción del crecimiento económico atribuible al progreso tecnológico. En otras palabras, es la diferencia entre el crecimiento observado del producto menos el aporte de los factores de producción (capital y trabajo). Por ejemplo, al relacionar la productividad con la diferencia en el ingreso de las naciones, Hsieh y Klenow en su estudio Development Accounting (2010) muestran que entre 10% y 30% de la diferencia de ingresos se atribuye a capital humano; 20% a capital físico y la mayor parte y de más significado, entre 50% y 70% se atribuye a diferencias de productividad.
Como evidencia de lo anterior, existe una correlación positiva de 77% entre el crecimiento de la productividad y el crecimiento del producto per cápita para un grupo de 79 países en los últimos 40 años. Podemos dividir estos países en tres grupos: primero, el grupo de 12 países que crecen a tasas de productividad por encima del 1,5%, luego aquellos cuya tasa de productividad varía entre cero y algo menos de 1,5% –representando la gran porción 56 países– y finalmente 11 países que experimentaron tasas de crecimiento de productividad negativa.
En el primer grupo existe una alta dispersión en cuanto al nivel de tasas de crecimiento. Por ejemplo, para un mismo nivel de productividad Corea del Sur alcanza una tasa de crecimiento del ingreso mayor a la de India o de Tailandia. Este grupo se caracteriza por tener un crecimiento promedio de la PTF de 2% con un crecimiento del ingreso de 4,5%. Además, la distancia con respecto a la relación lineal entre el crecimiento de los ingresos y cada tasa de crecimiento de la productividad, sugiere que la acumulación de capital y empleo también aportó significativamente para lograr tasas de crecimiento más altas en este grupo.
En el segundo grupo están los países que tienen un crecimiento de la productividad moderado, en promedio 0,7%, y también presentan gran dispersión en cuanto a la tasa de crecimiento de sus ingresos, de algo más de entre 0% y 3,8%.
En este grupo, países como Estados Unidos, donde la productividad crece al 1%, tienen una tasa de crecimiento del ingreso de 2%; mientras que Indonesia crece al 3,8%.
Finalmente, se encuentran aquellos países que tienen un crecimiento promedio de la productividad negativo junto a un crecimiento del ingreso percápita bajo y menor a 1%. En este grupo están algunos países en los que la constante maldición de los recursos naturales parece explicar la escasa innovación, por ejemplo: Venezuela, Irán, Catar y Nigeria, entre otros.
La importancia de la productividad
Del análisis anterior podemos deducir que las diferencias en los niveles de ingreso entre los países se pueden explicar como: Diferencia de Ingreso = Diferencia de Productividad + Diferencia de Factores.
Esta relación, que se obtiene a partir de una función de producción agregada, constituye la base de lo que se conoce como \"contabilidad del crecimiento”.
Usando dicha descomposición podemos investigar la siguiente pregunta: ¿Cuán grande es el efecto de la productividad en el ingreso per cápita si se mantiene constante la acumulación de los factores de producción?
Por ejemplo, según el World Economic Outlook del Fondo Monetario Internacional (FMI), en 1980 Bolivia tenía un ingreso percápita ajustado por paridad de poder de compra (PPP) de 2,159 dólares. En términos de brechas, el ingreso percápita de Bolivia en 1980 era 29% menor al de Colombia, 60% menor al de Chile, y aproximadamente 50% menor con respecto al promedio de Sudamérica. ¿Cuánto ayudó el crecimiento de la productividad a cerrar estas brechas de ingreso?
En el gráfico se muestra la evolución del ingreso percápita de Bolivia en comparación con el promedio de la región, asumiendo que entre 1980 y 2014 la productividad fue la única fuente de crecimiento. Sorprende observar, en nuestro mundo ficticio, que Bolivia y la región permanecieron estancados en el nivel inicial de ingreso de hace casi 40 años. También se corrobora el desperdicio de la década de los 80, con un crecimiento negativo de la productividad que no aportó al incremento del ingreso. Incluso en décadas posteriores la productividad creció a una tasa promedio demasiado lenta.
Esto no quiere decir que el ingreso percápita haya quedado estancado en la realidad; recordemos que en nuestro experimento los factores de producción son constantes y toda la dinámica es generada por la productividad cuya importancia es precisamente fomentar el crecimiento en el largo plazo. Sin embargo, para Bolivia y en general para Sudamérica, la productividad no fue un motor de crecimiento económico en este periodo.
Un caso exitoso
Antes de concluir y tomando lo aprendido de la explicación inicial acerca de los tres grupos de países, examinemos la experiencia de Corea del Sur, un país cuyo ingreso percápita en 1980 era prácticamente idéntico al de Bolivia. Si pudiéramos transportar Corea del Sur al continente americano y preguntarnos: ¿qué hubiera pasado con su ingreso percápita en nuestro mundo ficticio de factores constantes? La respuesta es asombrosa, el gráfico muestra que contrariamente a la experiencia de Bolivia, el país asiático hubiera cerrado casi toda la brecha de ingreso que existía inicialmente con respecto al promedio de la región. En otras palabras, Corea del Sur es el claro ejemplo de que la productividad es uno de los principales factores detrás de las brechas de ingreso entre países.
Ciertamente, existen luces y sombras cuando comparamos la evolución de los niveles de prosperidad de países que son diferentes en muchos otros aspectos, entre ellos la cultura, la geografía y el clima. Sin embargo, lo verdaderamente trascendente es la estrecha correlación entre el crecimiento de la PTF y el crecimiento del ingreso per cápita. De igual manera, la verdadera tarea pendiente es la de comprender cuáles son los determinantes del crecimiento de la PTF y cómo interactúan con la acumulación de capital físico y capital humano.
Combatir factores como la corrupción y la degradación ambiental son vitales. Pero además, es fundamental fomentar instituciones que generen incentivos permanentes para que las personas puedan ahorrar, invertir e innovar con libertad. Éstas son algunas de las dimensiones en las que deberíamos concentrar nuestros esfuerzos para tener mayores tasas de crecimiento de la productividad.
FUENTE:
PAGINA 7
(21-08-2016)